Nace de los recuerdos de infancia de Isabelle dOrnano, de sus paseos por los jardines del Alcázar de Sevilla, un tesoro de la arquitectura mudéjar erigido bajo el reinado de Alfonso X el sabio en el siglo XIII, testigo de la convivencia entre comunidades que compartían sus conocimientos, artes y culturas. La fragancia evoca el calor y el misterio de Andalucía, así como la época de las invasiones moriscas y las reconquistas españolas, cuando los perfumes del Oriente se mezclaban con los aromas del Occidente. Tapón esculpido por el artista